miércoles, 5 de mayo de 2010

Las rectas paralelas se cortan en el infinito

Serpiente eterna,
curvada,
zigzagueante,
olvidaste comerte el cadáver.
De tus mandíbulas desencajadas
rezuman hirvientes espumarajos de hambre.
Tus colmillos están viejos,
resquebrajados,
amarillentos,
y aún así sigues mordiendo.

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