Sufriendo el acoso
de rastreros reflejos
del cristal centelleante...
Que queman los ojos
que miran perplejos
la luz incesante.
Aguantando el castigo
de muchos consejos
de verdad indudable...
Que matan el gozo,
que mueren de viejos,
que quitan el hambre.
Esperando al destino...
...sin hacer caso a nadie
viernes, 1 de mayo de 2009
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Sin hacer caso a nadie, salvo a ti,
ResponderEliminarel único que puede influir en esa espera y ese destino.
Saludos poéticos y musicales.
Yo creo que a veces no me hago caso ni a mi mismo... Me pueden los instintos.
ResponderEliminarSaludos Julia.