Harto de vivir maté la
conciencia que pretendía
matarme, arranqué el corazón
que no aguantaba más en mis entrañas,
reventé una bomba que sostenía
fuertemente agarrados mis sentimientos.
Sonreía aunque me aterraba la insolencia,
la descarada violencia de los poderosos.
Ocupé el espacio abandonado de los sueños
y por primera vez sentí el placer de la libertad que parecía no existir.
viernes, 6 de noviembre de 2009
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Ha valido la pena la larga espera. Me quito el sombrero ante usted.
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