Navidad,
oscura realidad,
tu lúgubre color,
tu ambiente de fiesta,
es una abyección,
una afrenta.
Tal te tengo en desconsideración,
que por ti ignominioso
mi persona.
De fachada oscura,
y de interior luminoso.
Su horror es espantoso.
Solo mentecatos siguen
el camino odioso
de tú festividad
que resulta nauseabunda,
a un dios al qué alumbra.
En fechas de invierno
no deseo otra cosa
que el cálido brasero.
El orondo que te acompaña
una coz yo le daba.
Oro, incienso y mirra
para pintar una bonita sonrisa
a estos niños, convertidos en marionetas.
El cielo pierde claridad
la noche se hace eterna
y las canciones monótonas
te involucran en la noche,
huyes de ellas pero en todos sitios están.
La gente gritando: ¡Feliz no se que...!
Repetido cada año, comen uvas
al son de campanas, gazuza parece haber.
El frió es mi pasión,
en el me envuelvo, pero no pido compasión,
la soledad del invierno acaba siendo acaparada,
por una fiesta que no es deseada.
Aversión siento por estas fiestas,
pues se añade una festiva recolecta.
lunes, 14 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No le quites la ilusión a los niños joder.
ResponderEliminarComparto tu aversión navideña,aunque al igual que los ayuntamientos y demás empresas te adelantas a las fechas.
ResponderEliminarCreo recordar que se celebraba debido al nacimiento del salvador(o del solsticio de invierno, depende a quien preguntes). Aunque ahora creo que a quien se honra es al dios del consumismo.
Una buena reflexión Poetastro, se nota que te interesas por el aspecto teórico de ésta cuestión.
ResponderEliminarNo me cuestioneis mi animadversion hacia un festejo unicamente jeje sino releer el ultimo parrafo....b sssss
ResponderEliminarPor cierto Poetastro, quién es ese Dios del Consumismo al cual lo nombras en minúsculas, ten un poco de respeto con la gente que está metida en el sistema...
ResponderEliminarCon lo bien que te lo pasas en la acituna Vitor, no te quejes que cuando vas te llevas siempre tu botella vino bajo el brazo ¡zurriago!
ResponderEliminar